En nuestras actividades de la semana del libro, uno de los abuelos que fue a compartir historias con los niños del primer ciclo fue Edgardo Folch Inostroza, quien disfrazado e histriónico hipnotizó a más de alguno en la sala de clases.
Viñamarino con estudios en diseño industrial, los que ejerció nada menos que en Francia dando forma a distintos tapices, el periplo de este abuelo lector lo tiene actualmente como jefe de bodega de repuestos aeronáuticos en Enaer. “Mi interés por la literatura se lo debo a mi padre Hugo Vicente Folch Angulo. Él tenía una gran biblioteca y también nos contaba o narraba muchos cuentos y anécdotas. En aquellos tiempos de antaño no existía la TV., menos este mundo cibernético, que nos aleja cada vez más de los diálogos personalizados y de las relaciones humanas y familiares.
¿Había contado historias antes? ¿Cómo le resultó la experiencia?
– La experiencia me resulto fantástica, ya que se logró mi objetivo, que era narrar un hermoso sueño en el cual son ellos la realidad de mi historia contada. Fue muy emocionante, nunca pensé que llegaría al extremo de recibir tanta ovación de cariño, expresada por los niños al abrazarme y hacerme sentir como un ser muy querido. Realmente me entregaron mucha felicidad y me retiré del establecimiento con mi alma muy iluminada y llena de gozo y positivismo.
¿Cuáles son sus libros favoritos y por qué?
– No tengo ninguno en especial, me gusta todo tipo de historias en las cuales me hacen pensar y soñar. Pero creo que mis preferidos son aquellos concernientes a los orígenes o misterios de la vida, o a la relación social de este caótico mundo que vivimos en la actualidad. Hay mucho que leer, como también mucho de lo cual hay que entender e informase hoy en día. Muchos cambios en nuestra sociedad y en el mundo, que de alguna u otra manera afectan para bien o para mal nuestro vivir y respirar. Lo más importante ante esto es seguir adelante y poder lograr cada día al despertar, que sea un maravilloso día y siempre unas buenas noches para descansar.